Turno de cerrar mis actuaciones preferidas de OT2023 con esta segunda parte del artículo en el que las repaso. Lo que nos falta por conocer y recordar es la creme de la creme, una colección de actuaciones grupales, en trío, dúo o solitario, que me han conquistado especialmente y probablemente recuerde siempre. La mayoría de ellas fueron calificadas por mí como sobresalientes o así las consideraría en este momento, por lo que ordenarlas ha sido especialmente complicado. Es hora de descubrirlas.
OT2023 ha tocado a su fin y ahora comienza la carrera individual de cada uno de sus concursantes, aunque todavía tengan pendiente su gira conjunta. Cuando termina cada edición es menester recordar las actuaciones más brillantes que nos ha deparado y al hacerlo en esta ocasión me he llevado una sorpresa. En mi imaginario esta edición era peor de lo que realmente ha sido, en parte por el hartazgo al que terminamos llegando con el hate excesivo a sus concursantes, pero también porque la recta final del concurso ha sido menos interesante que la inicial, probablemente porque no se ha atinado -o no se ha tenido los derechos musicales- con el reparto que más beneficiase a la mayoría de los participantes. Sin embargo, me ha costado quedarme solo con cincuenta actuaciones -al contrario que en OT2020, donde tuve que reducir hasta un TOP20-, lo que demuestra el buen nivel del que hemos podido disfrutar, pese a que sigo creyendo que muchas expulsiones del casting final fueron más que discutibles.
Volver a escuchar todas las actuaciones también ha servido para ajustar cuentas, algunas me han llegado más y otras menos en esta ocasión y también se valora diferente cuando puedes comparar con todo lo que los concursantes han cantado después. Por eso se pueden percibir diferencias respecto a mis primeras impresiones de antaño. Es hora de celebrar todo lo bueno que nos han dejado nuestros concursantes y, para ello, aquí tenemos el ranking con mis actuaciones preferidas de la temporada, dividido en dos partes. Comenzamos.
Seis años después de que Amaia pronunciase esa frase y nos dejase sin respiración durante tres minutos, asistimos a una nueva final de Operación Triunfo: la de la duodécima edición, la primera del nuevo ciclo en Prime Video, quienes ya han confirmado su continuidad -ojalá que con una temporada All Stars, que ya va tocando y nunca dejaremos de insistir en que es perfectamente factible, que el público lo reclama y que es perfecto para no saturar el mercado musical ni agotar al espectador con dos temporadas demasiado consecutivas- y hemos llegado a ella un tanto agotados, en gran parte por culpa de la actitud granhermanesca de parte del público, del fandom y fuera de él, que insisten en tomarse OT como un reality puro y duro y juzgar a sus concursantes basándose en vídeos manipulados, percepciones ajenas influenciadas por personas con un nulo criterio musical y exigirles una rectitud moral -heredada de preceptos religiosos asimilados inconscientemente- que ellos, por supuesto, jamás cumplirán.
Sin embargo, esta última semana, con la cercanía de la final, hemos podido recuperar parte de la magia clásica del formato y volver a conectar con los concursantes, gracias a su ilusión y emoción al reencontrarse con sus familiares, con sus ex compañeros, o con la creación y escucha conjunta de «su» -ejem- himno. Solo alguien con el corazón de hielo -o que no lo ha seguido demasiado y es fuertemente influenciable- puede odiar a este grupo de talentosas y adorables personas.
Martin comenzó su actuación de la semifinal de Operación Triunfo 2023 tirado en el suelo simulando haber sido asesinado porque le tocaba cantar «Murder on the dancefloor» -el éxito de Sophie Ellis Bextor, recuperado este año para la escena más memorable de la película «Saltburn»- y ya sabemos que en este programa nunca defrauda la literalidad a la hora de recrear la letra de las canciones en sus puestas en escena.
Ese momento fue una metáfora perfecta de lo que estaba aconteciendo en ese preciso instante en las redes sociales, donde numerosas personas con graves problemas auditivos estaban enjuiciando y ejecutando al pobre concursante vasco por los equivocados motivos que ya he enumerado suficientes veces en anteriores artículos. Ese no fue el único asesinato en la pista de baile que vivimos anoche.
Toda la gala estuvo repleta de ellos, aunque el más impactante de todos fue que la persona expulsada de la noche, la que se quedó a las puertas de la final, fue justo la que ha hecho la mejor actuación en las dos galas en las que se escogía a los finalistas. Touchée.
Recién llegados de una semana de infarto en Benidorm y de convertirnos en zorras de postal, anoche pudimos disfrutar de la antepenúltima gala de este Operación Triunfo. Quedan dos semanas para que termine OT2023 y se nota. Estamos en un punto del concurso en el que ninguna actuación baja del notable, en el que sería imposible nominar y por primera vez tenemos un nivel tan parejo entre todos los concursantes supervivientes, que la tradicional gala de «las notas» se ha convertido en un trámite perezoso, larguísimo e injusto -todos han tenido trayectorias erráticas pero notables, han tenido galas fallidas y otras cumbre, nadie ha llegado hasta aquí sin un buen currículum de concurso detrás-.
Última noche de nominaciones ordinarias en Operación Triunfo 2023. Eso siempre augura una gala imprevisible y especial. Mi artículo de esta noche también será diferente: lo escribiré en directo y lo publicaré con mayor antelación de lo habitual, al término de la emisión del programa. Mañana parto a Benidorm -me espera cierto festival de canciones- y no podré escribir mi crónica desde allí, lo que modificará levemente el estilo habitual de estos escritos. Tras comentar y valorar cada una de las actuaciones de la noche, en el mismo orden en que podamos verlas, añadiré mi ranking de cada concursante hoy y reflexionaré sobre la expulsión y nominaciones que sucedan. Vamos con ello.
Si la semana pasada comenté que nada le gusta más a Operación Triunfo que una nominación definitiva «morbosa» entre amigos o personas de una misma carpeta, ésta vuelve a quedar demostrada dicha afirmación. Álvaro Mayo y Paul están en la palestra y uno de los dos abandonará OT2023 la próxima semana pero su no-affaire no es el único motivo de que estén ahí. Los mecanismos de OT han vuelto a ponerse en marcha una vez más para impedir que el reality -necesario y al que siempre se da cabida- se trague al talent. Porque le pese a quien le pese, Operación Triunfo no es Gran Hermano, ni La isla de las tentaciones: es un talent show y por delusional que pueda resultar cierto factor del público con sus apoyos y animadversiones, pidiendo la expulsión de buenos cantantes y el auge de otros mucho más endebles en lo musical, cuando llegamos a la recta final, el talento debe prevalecer y el programa se encargará de ello.
14 de octubre de 2002. Enrique Anaut sufre un cólico nefrítico en plena gala 2 de Operación Triunfo II. Su actuación, un trío, no puede efectuarse y eso impide que pueda haber nominaciones al uso, por lo que la Academia toma la determinación de anular la expulsión planificada y mantener las mismas nominaciones hasta la siguiente semana. Ainhoa Cantalapiedra y Mai Meneses se jugaban la expulsión.
Guau. Qué noche la de anoche, que dirían Bad Bunny y Rosalía. ¿Quién se hubiera imaginado que dos galas después de la confabulación fakecarpeteril fandom para provocar la expulsión de Salma, haciendo exactamente lo contrario de lo que les pedían las concursantes a las que presuntamente apoyan (y el sentido común) acabaríamos la gala 6 con la nominación de Violeta y Chiara? Bueno, pues yo mismo, tal como os anticipé que sucedería en anteriores crónicas. Los mecanismos de Operación Triunfo son infalibles y no hay forma de escapar del destino más cruel (y morboso) posible si no juegas muy bien tus cartas. Y por si alguien todavía alberga dudas, expulsar al mayor apoyo de tus favoritos no es jugar bien esas cartas.
Cuando zarpa el odio en Operación Triunfo poco se puede hacer. Es la parte más nauseabunda del programa, la que se justifica en que el programa también es un reality para dar rienda suelta a las bajas pasiones del público más acosador, el que se vio en la necesidad de inundar de víboras el chat de OT2017 cada vez que aparecía Miriam Rodríguez por ser una mujer con carácter, el que confundía el humor de África de OT2018 con bullying hacia una persona que ha terminado siendo su compañero de vida desde hace cinco años, el que insistió en una expulsión disciplinaria -que evidentemente no se dio- de Eli en 2020, el mismo que lleva tachando a Salma de ser justo lo que ellos están siendo, utilizando vídeos recortados, manipulados y frases sacadas de contexto tergiversadas a conciencia sin ningún pudor. Todas ellas tenían, por cierto, algo en común: ser mujeres y no parecer personas débiles y dóciles, tener personalidad. Es digno de análisis.
Golden talent 